Cold fish (2010)





     Titulo Original: Tsumetai nettaigyo
     Año: 2010
     Pais: Japón
     Director: Shion Sono
     Guión: Shion Sono, Yoshiki Takahashi
     Género: Thriller, Terror
     Reparto: 
     Mitsuru Fukikoshi (Nobuyuki Shamoto)
     Denden (Yukio Murata)
     Asuka Kurosawa (Aiko Murata)
     Megumi Kagurazaka (Taeko Shamoto)
     Hikari Kajiwara (Mitsuko Shamoto)






Sinopsis
Shamoto tiene una pequeña tienda de peces tropicales que le permite una aburrida pero estable vida. Su segunda esposa Taeko, no se lleva muy bien con su hija Mitsuko, y eso le preocupa. Además, él también se siente de algún modo incompleto e insatisfecho con la vida que tiene. Un día, Mitsuko es sorprendida robando en un almacén. Allí se encontrará con un amable hombre llamado Murata que la ayudará a calmar las cosas entre ella y el director de la tienda. Murata también es dueño de una tienda de peces, y entre ellos nacerá una amistad. Mitsuko empezará a trabajar para Murata y vivir en su casa para evitar conflictos con su madrastra. Todo parece perfecto, pero Shamoto hará un sorprendente descubrimiento que puede cambiarlo todo. (Filmaffinity)








¡¡ATENCIÓN!!
Si NO has visto la película, te aconsejo que no leas lo que viene a continuación

Spoileando, que es gerundio
Si hay algo más aburrido en la fauna a parte de esperar durante días y días a que eclosione el capullo de un gusano de seda para luego ver lo horroroso del resultado de su metamorfosis, es sin duda, y siempre desde mi punto de vista, una pecera con peces. El hecho de que Shamoto, nuestro personaje, tenga una pequeña tienda de estos pequeños especímenes, ya nos dice mucho de lo aburrida que puede ser su vida. Su único propósito: intentar que no se tiren de los pelos su hija Mitsuko, una jovencita descarada que pasa de todo y Taeko, su segunda esposa, que es victima del aburrimiento y los despropósitos de la hija de Shamoto. Viendo el panorama, la película en sí, no pinta nada bien, pero Sion Sono consigue crear una metamorfosis brutal de un Shamoto apocado y sumiso, a un personaje impredecible y al borde de la locura. Sono nos muestra personajes de lo más dispares, los mezcla, los agita y los remueve de tal forma que todo lo percibido se descontrola, a un ritmo lento pero sin fugas, un film echo a fuego lento pero de potente sabor. La inquietante metamorfosis de Shamoto, de “gusano” a depredador.

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